Europa que a sí misma se atormenta

Europa Heautentimorumene, es decir, que míseramente a sí misma se atormenta y lamenta su propia desgracia es el título del discurso pronunciado por Andrés Laguna, médico humanista segoviano, en la Universidad de Colonia el 22 de enero de 1543. Dicho discurso ha sido bellamente llevado a escena por la compañía teatral Nao d’amores capitaneada por la dramaturga Ana Zamora. Encomiable es la labor de recuperación, estudio y recreación de la herencia y tradición literaria pre-clásica que desempeña dicha compañía.

La Europa de la que habla Andrés Laguna no es igual a la Europa cuyo día celebramos hoy, 9 de mayo. Pero es una antepasada de la misma no tan lejana como pudiera parecer. Andrés Laguna intenta con su discurso sacudir las conciencias de los príncipes cristianos que, en su lucha fratricida, desgarran y desangran a una Europa que no invoca como mero espacio geográfico o político, sino como civilización, como comunidad de valores. Civilización y valores enraizados en la cultura clásica y en el cristianismo.

Como una oveja que, tras haber amamantado lobeznos, es por ellos devorada y despedazada: así se ve a sí misma Europa, en palabras del humanista. Cuando escribe este discurso aún conserva la esperanza de que es posible recuperar la concordia. De que, por encima de las diferencias, es posible la convivencia. Esperanza que el emperador Carlos V también albergó pero que -como en él- acabó desvaneciéndose. Había muchas ambiciones políticas de muchos gobernantes sobre el tablero, ambiciones que pasaron por encima de personas y de creencias religiosas. Arma poderosísima el odio religioso como para vencer la tentación de utilizarlo en propio beneficio. Porque, para las gentes de aquella época, todavía Dios no había sido reemplazado por la patria.

Conviene dar a conocer y reflexionar la historia de Europa. Para la época actual, yo diría que especialmente el siglo XVI y el siglo XX. Europa no podrá crecer cortándose sus propias raíces ni olvidando su biografía.